miércoles, 30 de junio de 2010


Y cuando me di cuenta, ya había saltado, ya tenía las alas rotas y el corazón a punto de explotar... y cuando reaccioné, el asfalto duro y gris se volvió rojo con la sangre de mi rostro y mi cuerpo... cuando me di cuenta, mi alma flotaba sobre aquel espectáculo enojada (tal vez), desconsertada (seguro) y como siempre, triste y vacía.... qué raro; buscó por siempre la salida de ese cuerpo inmundo, obeso y depresivo, pero no esperaba que fuera de esa manera, aún, ilusa, esperaba una salida triunfal...

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